lunes, 9 de marzo de 2009

CORPUS EPIGRAFICO DE LA ALHAMBRA: PALACIO DE COMARES



El Palacio de Comares contiene 3.116 inscripciones nazaríes (súplicas a Alá, alabanzas al sultán, versos coránicos o lemas de carácter didáctico) recogidas ahora en un DVD, un estudio pionero en el mundo que ya iniciaran desde el siglo XVI estudiosos como el morisco granadino Alonso del Castillo, el padre Echeverría o viajeros extranjeros como Ricard Twiss. Este es el primero de los diez volúmenes en soporte escrito y digital con los que la Escuela de Estudios Árabes de Granada, llamado "Corpus epigráfico de la Alhambra y Generalife".





El DVD contiene una cuidada ficha técnica de cada una de las obras de grabadores y calígrafos nazarís como Ibn al-Yayyab o Ibn Zamrak, además de búsquedas avanzadas revelando datos históricos y curiosidades del periodo nazarí en al-Andalus desconocidos.

Los investigadores trabajan ya en la catalogación de los más de 6.000 epígrafes que colman las paredes y techos del Palacio de los Leones y que pretenden publicar en un segundo volumen a lo largo de este año 2009. La Puertas de la Justicia y del Vino, el Palacio del Partal y las torres, así como espacios arquitectónicos externos como el convento de San Francisco o el propio Generalife también serán objeto del estudio y formarán las diez unidades definitivas de un corpus que puede estar finalizado entre 2010 y 2011, según vaticinan los responsables.

Ya están a la venta unos 1.000 ejemplares de la primera edición del "Corpus epigráfico de la Alhambra" que puede ser adquirido por unos 30 euros.

viernes, 6 de marzo de 2009

RESTAURACION DE LOS LEONES EN 3D

La Fuente de los Leones de la Alhambra, inequívoco símbolo del poder nazarí en la Granada medieval formada por 12 figuras de mármol blanco de Macael con las fauces abiertas advierte a los intrusos del poder de los reyes Nazaríes.


Construida entre 1362 y 1391, en el segundo periodo del reinado de Mohamed V, su restauración se inició en 2007: los efectos del clima y de la cal del agua fueron demoledores con el paso de los siglos. Los técnicos se llevaron 11 leones (uno ya estaba restaurado y se expone en el Museo del Palacio de Carlos V, en la Alhambra) a un edificio cercano a los Jardines del Generalife. En la restauración, que concluirá en 2010 y supone una inversión de 550.000 euros, se utilizan las tecnologías más avanzadas; con los modelos tridimensionales se realizarán análisis sin tocar las piezas: el escáner, el láser y la simulación tridimensional sirven de bisturí salvador para resucitar a los leones de la Alhambra. La taza y su base se escanearon en el patio. Gracias a este trabajo se consiguió un modelo de las huellas que dejaron las esculturas en su ubicación original. A través de este sistema:
  • se conocen las distintas causas del deterioro,

  • se han percibido fisuras,

  • se ha estudiado el moldeado de las cabezas de los leones.


Las partes más afectadas son las orejas y algunas facciones de los rostros de las figuras. Estas nuevas tecnologías han sido aplicadas también en otras zonas de la Alhambra, como la Bóveda de Mocárabes y la Mazmorra Puerta del Vino.



La reconstrucción tridimensional se efectuó con un escáner láser Minolta Vivid 910. Este tipo de aparato utiliza un láser de baja intensidad. Su resolución está por debajo de un milímetro. Puede escanear áreas de 40 por 60 centímetros con una densidad de muestras superior a un punto por milímetro cuadrado (300.000 puntos por toma; esto es, alrededor de ocho millones de puntos por figura). Todo es poco, en cuestión de datos tecnológicos, para salvar a los leones de piedra, testigos de siete siglos de Historia.

Fuente: ElPais.com

lunes, 2 de marzo de 2009

LA CASA DE ZAFRA

Situada en la calle del mismo nombre, entre S. Juan de los Reyes y Carrera del Darro, constituye un claro ejemplo de arquitectura palaciega de época nazarí. Construida entre los siglos XIV y XV, debió ser habitada por una importante familia nazarí.

Ocupa un solar de planta trapezoidal de unos 383 m2. Como es habitual en la casa musulmana, tiene un patio rectangular de 7,50 x 10 metros que centra el edificio, distribuyendo en torno a el las diversas dependencias. El pavimento es de ladrillo en espiga aunque existe cierta polémica acerca del material empleado, si bien no se tiene constancia de que el patio hubiese tenido empedrado o hubiese sido de mármol. En sus lados menores tiene pórtico formado por tres arcos sobre columnas de capitel cúbico y tras ellos las salas principales. En el centro alberca ligeramente desplazada hacia el pórtico que se levanta en el lado norte, donde se encuentra, bajo el arco central del pórtico, una fuente circular con taza elevada de mármol y canalillo que vertía en la alberca. Este pórtico se apoya en dos columnas con fustes de mármol blanco anillados en sus extremos y capiteles cúbicos nazaríes, también de mármol, formando tres arcos de medio punto, pero solo los laterales están peraltados. El pórtico de tres vanos, su techo esta formado por un alfarje de vigas seguramente original, pues se ha conservado alguna tabica con inscripciones cúficas.


A través de un arco con borde festoneado y albanegas con atauriques de yeso se accede a la sala principal de 11,70 metros de largo por 2,70 de ancho, presumiblemente reformada en época cristiana por su forma excesivamente alargada. Este arco se halla coronado por tres arquillos y dos puertas exteriores, que no son originales, se encargan de cerrar el hueco cuando fuera preciso.

En el lado sur, el pórtico, algo más estrecho que el del norte, pudo tener en origen cinco arcos en lugar de tres, con columnas semejantes a las del pórtico norte y sustituidas por las actuales, por la debilidad de las originales. Los arcos originales habrían sido de medio punto, con peralte en los extremos. Además en las albanegas actuales hay decoración pintada con motivos de ataurique y en el techo puede leerse abundante epigrafía con la repetida inscripción que alude a “la perpetua prosperidad”. El arco de acceso a la sala del lado sur era similar a su opuesto, aunque con albanegas desnudas de decoración. Aun se conservan dos de las tres celosías caladas de yeso que cierran las ventanas de ventilación. Las medidas de la sala sur es de 9,25 metros de largo por 2,65 de ancho y con el alfarje de vigas se pueden observar algunos restos de pintura.


Las crujías de los lados mayores del patio están muy transformadas con respecto a su fisonomía original, tanto que la del lado este debió de levantarse cuando el pórtico sur fue sometido a reformas. Esta crujía llego a tener tres plantas, con lo que su altura había rebasado al resto, pero la segunda mitad del siglo XX, se había procedido a una nueva edificación de dos plantas. La del lado occidental había contado con una única habitación a la que estaba adosada otra residual con salida al patinillo contiguo al zaguán.

En la arquitectura domestica nazarí el patio era la pieza principal de la casa, lugar de expansión imprescindible en toda la vivienda, desde las mas acomodadas a las mas modestas. En el sus moradores pasaban la mayor parte del día al aire libre, sobre todo, las enclaustradas mujeres podían permanecer ahí sin temor a las miradas indiscretas de los vecinos.

La sobreelevación de alturas en el siglo XV obedece, tal vez, a que hijos casados se quedasen a vivir en la casa familiar. Según eso, cabria entender que cada uno de los salones con pórtico podría equivaler a una dependencia para uso individual de cada matrimonio.

Una escalera situada en el ángulo suroeste del patio lleva a la planta alta. Los paramentos de la galería y sala del lado sur contienen restos de pintura muy interesantes, similar a las encontradas en la Casa de los Girones. Sobre los pórticos se abren galerías con balaustrada de madera, realizada una de ellas a modo de celosía, (la original esta en el Museo de la Alhambra desde 1953), estuvo en el extremo oriental. El interés de esta pieza, radica en ser el único ejemplo conservado de este tipo de carpintería nazarí, si bien seria una pieza muy frecuente en su época (ejemplos como este son los restos de una celosía encontrada en la Rawda de la Alhambra, otra del Corral del Carbón, y en la parte conservada de otra, de gran tamaño que hay en los almacenes del Museo de la Alhambra). Desde el punto de vista constructivo se trata de una pieza de gran fortaleza, constituida con un marco con peinazos en su interior dibujando cuadrados rodeados por cuatro rectángulos. Su construcción es simple ya que utiliza siempre el mismo tipo de ensamble para unir los listones entre si o con el marco.

Presumiblemente, la planta baja acogería a sus moradores en verano, quienes se trasladarían a la alta en invierno buscando el calor del sol. En los salones comerían, dormirían, recibirían a los invitados, etc. Para la conservación y la preparación de los alimentos se tendrían reservadas áreas en las crujías laterales, donde estarían la cocina, las despensas y los almacenes. El agua llegaría a la vivienda a través de tuberías de atanores desde la acequia de origen musulmán que, procedente del río Darro, aun circulaba hasta hace pocos años bajo la c/ San Juan de los Reyes, para posteriormente ser almacenados en la tinaja bajo el pórtico norte, así como en la alberca. Con toda seguridad, la letrina se ubicaría en una esquina del patio inmediata a la calle.

Actualmente se accede a ella por una nueva entrada abierta en la c/ Concepción de Zafra, siendo la original la situada en la esquina de la c/ Portería de la Concepción de Zafra. En la c/ Portería de la Concepción existe una pequeña portada que pudo corresponder a una mezquita u oratorio del barrio (de época nazarí). Presenta arco apuntado, enmarcado por alfiz y sobre el dintel de ladrillos, rematándose con friso decorado con estrellas.




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domingo, 1 de marzo de 2009

EL MARISTAN


Construido con retraso con respecto a otros complejos sanitarios levantados con anterioridad en otras partes del mundo islámico. Se sabía de la existencia de esta institución en otras zonas geográficas como en el siglo XII, en la zona de Levante (Valencia y Zaragoza), aunque el de Granada era el primero del que se tenia constancia certera. El maristán era una institución sanitaria.

Fue fundado a instancias del sultán nazarí Muhammad V y su construcción duro veinte meses como recogía uno de los fragmentos de su lapida fundacional: comenzado a levantarse “en la segunda decena del mes de Muharraq del año 767 musulmán (entre septiembre y octubre del 1365 cristiano)” y acabado “en la segunda decena del mes de shawwal del año 768 musulmán (entre inicios y mediados de junio del 1367 cristiano).

Por otros párrafos que podían extraerse de esa lapida se conoce la clase social a la que pertenecían las personas a las que iba destinado el servicio del hospital y de los fondos monetarios del propio Muhammad V había destinado a su mantenimiento.

Esta inscripción fundacional se asemeja a la casi contemporánea inscripción de la Puerta de la Justicia. Sobre su ubicación real en la portada no existe un acuerdo unánime, salvo la que enmarca el dintel. Salvo este detalle, los restos conservados permiten conocer la disposición de la portada y su excelente labra en mármol blanco.

Dos piezas de mármol que constituyen una estela en forma de puerta con arco de herradura apuntado, contiene 26 líneas, cuya traducción es la siguiente:

Loor a Dios. Ordeno la construcción de este maristán, como muestra la amplia misericordia para con los débiles enfermos musulmanes y como acercamiento útil –si Dios quiere- al Señor de los mundos, perpetro su buena obra que habla en lengua elocuente, y realizo sus deberes de caridad para el transcurso y la sucesión de los años, hasta que Dios herede la tierra y a aquellos que están en ella, pues El es el mejor de los herederos, el señor, el imán, el sultán, el héroe, el grande, el ilustre, el puro, el victorioso, el mas feliz de su gente en su gobierno, el primero de ellos en abalanzarse en la senda de Dios, el detentador de las victorias, de las acciones favorecidas por Dios y de la magnanimidad, el que recibe la asistencia de los ángeles y del espíritu, el defensor de la tradición, el refugio de la religión, el príncipe de los musulmanes al-Gani bi-llah Abu Abd-Allah Muhammad, hijo del señor, el celebre, el sultán ilustre y elevado, el combatiente por la fe, el justo, el magnánimo, el feliz, el mártir, el santificado, el príncipe de los musulmanes Abul-Hayyay, hijo del señor, el sultán ilustre, el celebre, el grande, el magnificado, el victorioso, el que derrota a los politeístas y subyuga a los infieles injustos, el feliz, el martir Abu l-Walid ibn Nasr al-Ansari al-Jazrayi. ¡Que dios le otorgue la aprobación de sus obras y su cumplimiento, por su favor completo y la recompensa amplia de sus esperanzas! Por ello realizo una buena obra que no tuvo precedente desde la introducción del Islam en este país, por ella agrego un bordado de gloria al excelente manto de la guerra santa y busco la faz de Dios, deseando la recompensa, pues Dios es el poseedor de la gracia inmensa. El ha preparado una luz que vaya delante y detrás de el “el día en el que no sean utiles ni riqueza, ni hijos salvo presentarse a Dios con un corazib integro”. Y tuvo lugar el comienzo de su construcción en la decena de mediados del mes de Muharraq del año setecientos sesenta y siete (27 septiembre – 8 octubre de 1365), y se termino lo que se propuso, para lo que asigno legados píos, en la decena de mediados de sawwal del año setecientos sesenta y ocho (9-18 junio de 1367). Dios no descuida la recompensa de los que realizan buenas obras ni frustra el esfuerzo de los benefactores. Salve Dios a nuestro señor Muhammad, sello de los profetas, a su familia y a sus compañeros, todos.

La lengua utilizada manifiesta la corrección típica de la chancillería nazarí, al igual que su ampulosidad lo que se manifiesta no solo en el cúmulo de adjetivos ensalzadores de los soberanos. Un problema interesante de traducción que presenta esta inscripción es el termino du’afa’, en la tercera línea, que Lévi-Provençal interpreto como “pobres”, si bien su sentido original es el de “débiles” en lo que se incluye también el de “débiles mentales”, aunque en la traducción mas próxima a la época, la de Pedro Alcalá, aparecen los dos sentidos. El carácter de estos enfermos ha sido discutido a partir de la cita de J. Münzer, quien lo llamo Casa de los Locos en 1494, por lo que se interpreto como un cambio de uso de un hospital general, a partir de la versión dada por Lévi-Provençal de la inscripción, volviendo a pensar que seria el primer nosocomio fundado en Europa.

Ubicada en la margen derecha del río Darro, situado en el barrio de Axares (Ajšariš), el Maristán ocupaba más de mil metros cuadrados (1015 m2), limitando al oeste con la calle por la que se bajaba al Bañuelo, al sur y al este tuvo casas adosadas frente a las que se encontraban respectivamente la Puerta de los Tableros o Bab al-Difaf (Puente del Qadi) y la llamada Casa de Zafra. Al norte con la Calle Portería de la Concepción, en cuya dirección se situaban su fachada y puerta principales. Justo en ese acceso, presidiendo la entrada, había sido colocada la lapida en la que figuraba el nombre del sultán que había mandado levantar el edificio y la fecha en que lo había hecho.


Muhammad V fue un emir que gobernó dos veces (1354 – 1360, 1360 – 1391) siendo su reinado el mas largo y fecundo de los reyes nazaríes. Hijo de Yusuf I, era el primogénito de tres hermanos: Muhammad, Ismail y Qais. Su trono fue usurpado por dos advenedizos, aunque recupero el trono tras largas visicitudes y tras una larga estela de sangre. Recibió de su pueblo el apelativo de al-Gani bi Ilah, es decir, “el contento o regalo de Dios”. En una segunda crónica se le llamara “el viejo”, a causa de su largo reinado.

En sus primeros años de emir, Muhammad declino el poder real en su tutor, el príncipe Ridwan ibn Abd Allah Bannigas[1] y en su visir (o primer ministro), el intelectual Ibn al-Jatib, quien nos relata la escisión familiar y las visicitudes que dieron lugar:

Muhammad había ordenado que su hermano Ismail viviese confinado en una de las torres de palacio (vivienda y prisión al mismo tiempo, para algunos esta torre es la que actualmente llamamos de la Damas, en el Partal, y que durante un tiempo llámose también “torre de Ismail”) junto con su madre la reina (madrastra de Muhammad V y quien había acumulado riquezas) y los hermanos de esta. Una noche del mes de agosto del anno 1359 estalla un motín en el cual cien hombres armados y dirigidos por Abu-Said (cuñado de Muhammad V) asaltan la Alhambra y asesinan, violan y saquean, siendo Ridwan la primera victima que muere trágicamente en presencia de sus hijos. Muhammad, que reposaba en el Generalife huye a caballo ayudado por un grupo de leales hacia Guadix, donde lo acogen como emir legitimo. Ante los inciertos avatares de la situación, embarca en Marbella rumbo a Fez, donde es recibido con cariño por el sultan Abu Salim. En su sequito van dos famosos intelectuales: Ibn al-Jatib y su discipulo Ibn Zamrak. En Granada reina Ismail II durante unos meses como un títere hasta que Abu-Said lo asesina, así como al otro hermano Qais, a quien hace degollar. Libre de toda traba se hace proclamar emir del reino con el nombre de Muhammad VI “el Bermejo” durante dos años. Ayudado por Pedro (el Cruel), rey de Castilla, recupera el trono con la condición de ayudarle cuando lo necesitara en su ayuda contra los aragoneses. Durante un inusitado periodo de paz Granada progresa sin tregua, construyéndose edificios como el Patio de los Leones de la Alhambra, la puerta del Vino, el Maristán, etc. Se pone en relación la fecha de construcción con las secuelas de la “Peste Negra” que asolo a toda Europa entre 1348 y 1350.

Maristán deriva del persa bimaristan que hace referencia tanto a un “hospicio” como a un “hospital”.


Las excavaciones realizadas también han propiciado el hallazgo de diversos elementos decorativos de la desaparecida portada principal, correspondientes a pilastras, cenefas de doble cinta entrecruzadas y paneles de decoración geométrica e inscripciones cúficas. En esta portada se situaba asimismo la lápida fundacional del hospital, realizada en mármol blanco y con forma de arco de herradura.

Bajo el edificio nazarí también se han documentado los restos de una qawraya o corredor cubierto que permitía subir el agua del río mediante carros y caballerías. A partir del siglo XI, con la expansión de la ciudad hacia el llano y la construcción de las murallas que dejaron al río en la parte de intramuros, la qawraya perdió su función.

Sus posteriores usos, hasta su demolición parcial en 1843, habían ido deteriorando la imagen y la hechura del edificio original, caracterizado por un patio rectangular que contaba en su mitad con una gran alberca de unos 14 x 5 metros, de forma similar al patio y se alimentaba del agua que lanzaban las bocas de dos leones de piedra enfrentados, que hacían las veces de surtidores.






Estas dos figuras de león esculpidas en mármol oscuro para su utilización como surtidores mediante una tubería que, entrando por la base, atraviesa toda la pieza hasta la boca, desaguando a chorro, con una sección interior de 3,5 cm. Los Leones aparecen sentados sobre sus patas traseras, plegadas, reposando en una base lisa, tallada en el mismo bloque, de 1,30 x 0,56 x 0,13 m, habiéndose perdido la parte posterior de una de ellas desde el talón hasta el borde, dejando ver la entrada de la tubería del surtidor. Las cabezas de los leones han perdido sus respectivas orejas, cuya huella puede observarse claramente. El resto de la cabeza y la parte anterior del cuerpo aparecen completamente cubiertos por una larga melena formada por la superposición de grandes bucles, de 11 cm. de largo, que en el eje frontal forman cuatro grandes lóbulos o gotas. Los rasgos de la cara aparecen especialmente marcados por las amplias fauces, resaltadas mediante tres pliegues y una gran dentellada, con mandíbula superior e inferior acusando grandes colmillos que bordean el surtidor. Bajo este despliegan la lengua de 7 cm. de longitud y 6 de base. Igualmente resalta en el rostro un gran hocico con dos lóbulos sobre el que apenas se perciben los parpados de los ojos. El resto del cuerpo de los leones aparece liso, interrumpido únicamente por una larga cola que, atravesando las patas traseras, se pliega sobre el lomo hacia el costado derecho en el león más alto y hacia el izquierdo el león más bajo, hasta alcanzar, en ambos, la melena. Las manos de los leones destacan cuatro digitaciones.

La representación del león era habitual en toda clase de soportes y materiales como los botes al-Mugira (Museo del Louvre) o la pieza de marfil (s. XII) procedente de la colección Adolf Stoclet de Bruselas (hoy en el Museo Victoria & Albert de Londres) en el que aparecen sentados sobre sus patas traseras dos leones, replicas a escala de los del Maristán.


Son numerosos los modelos granadinos de leones, conservados o no, como la leona del Convento de las Comendadoras de Santiago o los leones del Nayd, a orillas del Genil. En la propia Alhambra están los mas próximos testimonios: en el baño de Comares, en el Palacio anterior al Convento de San Francisco, o los mencionados por Ibn al-Jatib en el zafariche de Muhammad V, sultán a quien se identifica con los mas universales surtidores, los de la Fuente de los Leones. Los recientes análisis efectuados en la Fuente, así como los primeros trabajos de restauración de los leones del Maristán hacen suponer que originalmente estaban pintados, probablemente dorados. La propia Fuente de los Leones estuvo ricamente policromada. De hecho Ibn al-Jatib, en la fiesta del Mawlid de 1362, menciona los “leones refulgentes” de la fuente.

El valor simbólico de los leones centraban los espacios áulicos del mandato de Muhammad V: el patio de su palacio de la Alhambra y el hospital benéfico de Granada. El parentesco entre ambos es evidente: funcional, simbólico y decorativo. Además, en toda la iconografía del león aparecen por parejas, lo cual evidencia la potencialidad de su valor simbólico pues pareado en dos entes artísticos tiene un especial valor representativo en todos los programas decorativos del mundo hispano-musulmán.


El patio estaba rodeado de galerías distribuidas en dos niveles y disponía en el centro de sus dos lados mayores de una escalera que daba acceso a la planta superior. Los pilares de ladrillo y las zapatas de madera con las que se construyeron las galerías repitieron la misma técnica constructiva empleada con anterioridad en la Alhóndiga Nueva, conocida hoy en día como Corral del Carbón. Era posible que el edificio contase con dos áreas separadas por razones de sexo, y que sus pequeñas habitaciones de unos 6 metros cuadrados, repartidas por ambos niveles, sirvieran de alojamiento a enfermos, consultorios médicos, e incluso de salas de estudio para los aprendices de medicina, tenían acceso directo desde los pórticos y galerías además de tener comunicaciones interiores entre ellas. Las ocho naves del edificio se subdividían en un número aproximado de cincuenta celdas, por lo que se calcula una capacidad para doscientos enfermos. Se ha podido constatar que el Maristán se organizó reutilizando elementos de un edificio islámico anterior, quizás una alhóndiga.



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[1] Los Bannigas fueron una de las principales familias de la corte nazarí, llagando a desempeñar importantes puestos en la administración del Estado. El linaje arranca con Pedro Venegas, hijo del Señor de Luque (Córdoba), raptado en una correría fronteriza siendo muy niño. Educado en el Islam, sus grandes capacidades le permitieron salir del cautiverio, escalar posiciones en la corte y casarse con la hija de su antiguo amo, el noble Muhammad ibn al-Mawl. Tras las intrigas palaciegas que llevaron a Yusuf IV al trono, llego a ser su visir, pero a su muerte se refugia en Castilla, donde acaba sus días sin pena ni gloria. Sin embargo su descendencia consiguió mantener su posición, como lo demuestra el cargo de visir que ostento su hijo Ridwan en tiempos de Muhammad V. Su nieta Maryam se caso, en torno a 1470, con su primo, el pricipe Yahya al-Nayyar, nieto de Yusuf IV, y de ellos descenderían los Granada Venegas, príncipes moriscos colaboracionistas tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos, que se convertirían, con el tiempo, en marqueses de Campotéjar.

sábado, 28 de febrero de 2009

EL TESORO NAZARI

El tesoro de la casa o palacio Nazarita era copioso en toda suerte de preciosos rubíes, perlas de gran tamaño, zomordas singularísimas, turquesas de gran valor, toda suerte de adargas preservativas, equipos militares defensivos, instrumentos primorosos, utensilios peregrinos, collares de perlas en pedazos, sartales de aljófares para los cabellos, arracadas que aventajaban a las alcordes o pendientes de María (la Copta, concubina de Mahoma) en claridad, brillantez y hermosura, corazas holgadas de vestir, adornadas de oro, casco con orlas doradas, incrustadas de perlas intercaladas de esmeraldas con rubíes en el centro; cinturones plateados, anchos de formas y esmaltados en su superficie; adargas de ante, sólidas, sin poros, dulces al tacto y renombradas por su impermeabilidad; almimbares de abalorio; atailores de Damasco, cuentas de cristal, zafas de la China, copas grandes del Irac, vasos de Tabaxis y otras.
Almaccari (Analectes, tomo 11, 2ª parte, página 798)
Pertenencias con las que la familia real partió desde Granada para Laujar de Andarax

viernes, 27 de febrero de 2009

PALACIO DE ALMANXARRA (CUARTO REAL DE SANTO DOMINGO)



Situado en el histórico barrio del Realejo –antes Al-fajjarin o Alfareros-, entre la Plaza de los Campos, Cuesta de Aixa, Cuarto Real de Santo Domingo y Seco de Lucena. Los terrenos se componían de un total de cinco huertas, algunas de las cuales eran propiedad de miembros de la realeza, perteneciendo la mayor de ellas, la Yannat al-Manyara al-Kubra o Huerta Grande de la Almanjarra, a la sultana Aixa, esposa de Muley Hacen y madre de Boabdil ( ver Palacio Dar-al-Horra). Esta Almanjarra Mayor, junto con la llamada Almanjarra Menor, propiedad del Alcaida Monfarrax.

Una torre-palacio inmediata a las huertas, contemporánea al Palacio de Abencerrajes y la Casa de los Girones, podía haber sido un retiro espiritual de los monarcas musulmanes granadinos por la exclusiva religiosidad de las inscripciones del interior. Su epigrafía carente de referencias a monarcas se había tratado de explicar por la supuesta pertenencia del edificio a una ilustre familia sin parentesco con la realeza. No obstante, son tantas las incógnitas que envuelve este recinto que resulta difícil pronunciarse sobre el asunto.

Según Gómez-Moreno, la decoración de la torre es la mas antigua de la Granada nazarí, atribuida al siglo XIII, precursor de los que después se construyeron en la Alhambra, situándolo en un lugar privilegiado dentro de la arquitectura residencial hispanomusulmana. El edificio formaba parte del Arrabal de los Alfareros, núcleo urbano cercado en época de Muhammad II (1273-1302).


Hablar de la torre-palacio es tanto como referirse a una gran torre con un salon dentro del tipo denominado qubba (=cupula), lo que indicaba que era un espacio de planta cuadrada y proporción esbelta, cubierto por un techo no plano. El interior de la planta es casi cuadrado, con cerca de 7 metros de lado. Se accede a ella a través de un arco peraltado obre impostas de mocárabes. Sus albanegas exteriores son lisas, tan solo decoradas por una estrella de ocho puntas con epigrafía cúfica, mientras que las interiores están rellenas de ataurique. El arco se corona con una enorme ventana geminada abierta en el siglo XIX, un elemento que impide averiguar si tuvo primitivamente ventanitas con celosías en esa zona de muro.

Por otro lado, el uso de la edificación se asociaba más al descanso ocasional que a la residencia permanente, deducible por el reducido espacio habitable. Este pabellón estaba abierto en su día al jardín y compuesto por una estancia cuadrada con alhanías laterales, se ubicaba dentro de una torre defensiva de la muralla exterior del Arrabal de los Alfareros. La linterna de ventanas abiertas en la parte alta daba luz al interior de la sala y la elevada posición de la torre con respecto al terreno situado extramuros proporcionaba hermosas vistas sin perdida de intimidad. En la pared del lado sur existen tres balcones abiertos en el muro, siendo el central mas ancho, enmarcado por un arco ciego muy esbelto, mientras que los laterales tienen arcos peraltados. La armadura del techo, quizás la mas antigua del arte nazarí conservada, esta realizada en pío, cedro y quejigo y muestra aun buena parte de la policromía original, rodeada en su parte baja por una franja perimetral de madera tallada con arquillos lobulados y enmarcan en caracteres cúficos la jaculatoria que reza “Dios me basta”.


En los dos paramentos laterales, modificados en varias ocasiones, tienen tres vanos por pared: un gran arco central flanqueado por sendos huecos adintelados laterales, con paños de yeserías en forma de tramas de rombos (sebka) en sus zonas superiores. Estos vanos han llegado a nuestros días cegados, pero los estudios realizados, así como algún otro grabado del siglo XIX, permiten asegurar que, primitivamente, los centrales habían dado acceso a alhanías y los laterales, a una especie de armarios o alacenas, cerradas por puertas.



En la parte superior de los cuatro paramentos, similar en todos ellos, de abajo arriba: primero, una faja de inscripciones cúficas; luego, una linterna de cinco pequeñas ventanas con celosías y paños de atauriques entre ellas; después, una faja estrecha de inscripciones en letra cursiva; y finalmente, un ancho registro de estrellas de ocho puntas dentro de grandes octágonos.

Las excavaciones realizadas hace unos años en aquel lugar, sacaron a la luz una alberca octogonal de 1,45 metros de lado, cuyo centro dista poco mas de ocho metros de la fachada de la qubba. Revestidos sus paredes y suelo de baldosas de cerámica sin vidriar, esta alberca apareció dispuesta sobre una plataforma con pavimento.



El conjunto se completaba con un pórtico. Se deduce por ilustraciones de artistas extranjeros como Murphy y Girault de Prangey que tenia cinco arcos, mas ancho el central, posiblemente de yeso todos ellos, apoyados sobre dobles columnas, aunque existen contradicciones a la hora de precisar la existencia o no de una galería en la planta alta.


Según los últimos hallazgos, se confirma la existencia de un anden central y otros perimetrales que compondría un jardín dividido en dos grandes arriates, pues no se encontraron vestigios de otro posible anden octogonal del que hubiese resultado un diseño de los llamados de crucero, es decir, con cuatro arriates.

Con el avance de las excavaciones, se han encontrado restos del jardín musulmán, del sistema de regadío de los jardines del antiguo palacio de la Almanxarra, restos de una muralla y bóvedas. «Pronto los visitantes podrán ver toda la zona de servicios, letrinas, un estanque y hasta cerámicas de lujo, cuando finalicen las excavaciones», comentaba Alicia Ramírez, guía turística del complejo.

Los muros de la torre fueron construidos con la técnica de la tapia de argamasa, a excepción de la zona de la linterna, hecha solo con ladrillo. En las jambas del arco de entrada estaban decoradas con azulejos vidriados en dorado, bajo las impostas de mocárabes. Los alicatados, epigraficos los situados en las jambas del arco de entrada, bajo los azulejos dorados, y de tramas geométricas los que se localizaban en los zócalos de la sala, en las jambas del balcón central y en las semicolumnas de este. Las yeserías, aunque bastante evolucionadas, se aprecian unos precedentes almohades.

Su indudable interés artístico hizo que por R.O. de 3 de Diciembre de 1919 fuera declarado Monumento Arquitectónico Artístico, y sea considerado por la actual legislación sobre el Patrimonio Histórico Español (Ley 16/1985 de 25 de Junio) como bien de Interés Cultural (B.I.C.) lo que conlleva para este edificio el mas alto grado de protección y conservación.


Más de 2.500 personas han visitado el Cuarto Real de Santo Domingo hasta el momento. Se pueden concertar visitas guiadas que, en ocasiones culminan con la representación de un cuento, 'Deseo'. La historia de un sultán que perdió todo por avaricioso. Los encargados de hacerlo son los alumnos del módulo de Animación Turística del IMFE.


Así, en la temporada de invierno (de octubre a abril), el monumento estará abierto de viernes a domingo, de 10.00 a 14.00 horas y de 16.00 a 18.00 horas, y habrá tres turnos de visitas guiadas a las 10.00, 12.00 y 16.00 horas.


En la temporada de verano (de mayo a septiembre), el monumento estará abierto de miércoles a domingo, de 10.00 a 14.00 horas y de 17.00 a 20.00 horas, con cuatro turnos de visitas guiadas, a las 10.00, 12.00, 17.00 y 18.30 horas.


Las visitas guiadas tendrán un cupo máximo de entre 25 y 30 personas y para concertarlas no será necesario cita previa.




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jueves, 26 de febrero de 2009

TORNEOS NAZARIES

Cuando los jinetes magrebíes, especialmente los de Ifriquilla o Túnez, inmigraron a al-Andalus y adiestraron los caballos andaluces con sus métodos comenzó también la moda de las carreras de caballos. Los Nazaríes los convirtieron en su pasatiempo favorito: unos como jinetes consumados y conocedores de las capas equinas; otros, con su asidua concurrencia a las carreras.

La tabla era un juego al aire libre en el que competían los jinetes lanzando palos sobre un blanco de madera. Los torneos a campo cerrado tuvieron, desde principios del siglo XIV, muchos partidarios. Mohammed V, desde su adolescencia, frecuentó las palestras y se midió con lanzas cortas con los más diestros caballeros.

Las justas ecuestres se celebraban en las plazas publicas de Granada, sobre todas, en Bib al-Rambla (que daba al Darro antes del embovedado del siglo XIX), y en la Puerta de los Ladrilleros, y en la explanada llamada la Tabla, no lejos de la Puerta de los Aljibes (hoy Torre de los Siete Suelos), en que la competencia dificilísima de los jinetes entusiasmaba al pueblo.


(en el Mercado de la Seda, junto a Bab al-Ramla) “Era el mismo sitio donde los caballeros moros solían cabalgar y competir en torneos para ganar la atención de las damas; donde se aglomeraba el populacho y los niños se montaban a hombros de sus padres, tíos o hermanos mayores para alentar a sus favoritos; donde las silbatinas saludaban la entrada de los que desfilaban en armaduras de caballeros por el solo hecho de ser súbditos del sultán. Cuando resultaba evidente que un hombre había dejado ganar a un miembro de la corte de diferencia hacia el rey o, lo que era igualmente probable, porque le habían prometido una bolsa llena de dinares de oro, los ciudadanos de Gharnata se burlaban de él a voz en cuello. Era un pueblo famoso por su mentalidad independiente, su agudo ingenio y su resistencia a reconocer la autoridad de sus superiores.”

“The Shadow of the Pomegranate Tree” Tariq Alí 1992 ISBN: 84-350-1619-6


En los alrededores de la puerta de la Torre de los Siete Suelos no faltaron emotivos duelos entre caballeros, como el que concertaron, en 1470, Don Diego Fernández de Córdoba y don Alonso de Aguilar bajo el seguro de Muley Hassan (Diego Enríquez del Castillo: Crónica de don Enrique el Cuarto)

EL juego de las cañas, en que se hacían fintas, quiebros y amagos sin llegar a la sangre de las lanzas. Como Münzer lo describió: “Divididos en dos cuadrillas, comenzaron los unos a acometer a los contrarios con largas cañas –los bohordos, de seis palmos-; otros, simulando una huida, cubríanse la espalda con adargas y broqueles persiguiendo a otros a su vez, y todos ellos montados a la jineta en corceles tan vivos, tan veloces, tan dóciles al freno, que no creo que tengan rival. El juego es bastante peligroso, pero con este simulacro de batalla se acostumbraban los caballeros a no temer las lanzas de veras en la guerra de veras. Después con cañas cortas, a modo de flechas, y a todo correr de los caballos, hicieron tiros tan certeros como si las dispararan con ballesta o lombarda. Nunca vi tan bizarro espectáculo”.

Los episodios caballerescos eran del agrado de los nazaríes, como demuestra la pintura de la cámara meridional de la Sala de los Reyes en la que se representa un desafío a muerte: un caballero moro, atrincherado tras su blanca adarga de cuero, cae sobre el caballero cristiano atravesándole con la lanza y desmontándolo del caballo, que se desploma arrollado por el ímpetu del vencedor. Desde la alta torre del peinador del castillo, seguida por la peinadora que lleva el enorme peine habitual de la época, la dama sorprendida y suplicante acude al trágico desenlace.

miércoles, 25 de febrero de 2009

PALACIO DE DAR AL-HORRA

Aixa, viuda del fantasmal Muhammad XI, ya que muchos no incluyen en la genealogía dinástica de los nazaríes, dejando este numero para Boabdil, era a su vez sobrina de Muhammad IX “El izquierdo”. No era bella, mas sí enérgica, animosa y casi varonil. Fue casada con el hijo del rey Saad (1454-1464), Abu-l-Hasan Ali (conocido en las crónicas cristianas como Muley, Muley Hasan y Muley Hacen). Abu-l-Hasan era el brazo fuerte de su padre, quien fue proclamado rey por los abencerrajes en Archidona. El hijo del emir era en realidad el dueño y señor de Granada dada la apatía, o bondad, o abulia de su padre Saad.

Aixa era llamada la Honesta o la Señora (Horra) y era madre de Boabdil. Pero en el harén de Abu-l-Hasan, Muley Hacen, la preferida era una romía (o cristiana), llamada poéticamente Soraya, una concubina que se identifica en las crónicas –árabes y cristianas, estas sobre todo- con Isabel de Solís, hija del alcalde de Martos. Con ella tuvo Muley Hacen dos hijos cristianizados por los Reyes Católicos con los nombres de Fernando y de Juan.

Esta situación era considerada por los Abencerrajes como un ultraje a Aixa, e intentan derrocar al monarca y a sustituirle por su hermano Muhammad ibn Saad al-Zagal, pero la conjura fracasa en 1470 gracias a la astucia del rey quien logra la obediencia y sumisión de su hermano. Como consecuencia, una terrible represión de Abu-l-Hasan diezma a la familia Abencerraje, que huye y se refugia en tierras cristianas. Según cuenta Hernando de Baeza: “El rey prendio y degollo muchos de los cavalleros… y degollados los mando poner en el suelo, uno junto a otro… Con esto puso tanto espanto en la tierra que los que quedavan de los abencerrajes, muchos de ellos se pasaron en Castilla y unos fueron a la casa del Duque de Medinasidonia y otros a la casa de Aguilar”. Esta fue, tal vez, la mas trágica de las degollinas realizadas en el bellísimo Cuarto de los Leones (Sala de los Abencerrajes, ya para siempre. El hecho tiene todas las características de la verdad y de la fidelidad históricas). El reinado de Muley Hacen, responsable de de haber provocado el inicio del declive de la dinastía nazarí, fue cruel y violento, hasta el punto de que Aixa temiera por la vida de su hijo Boabdil, Muhammad XII (1482 – 1491).

“Se lo había quitado de delante, descolgándole secretamente de parte de la noche, por una ventana de la torre de Comares con una soga hecha de los almayzales y tocas de sus mugeres; y unos caballeros llamados los Abencerrajes habian llevadole a la ciudad de Guadix, queriendo favorecerle… y contra su voluntad (la de Muley Hacen) traxeron de Guadix a Abi Abdilihi (Boabdil) y estando un dia en los Alixares, le metieron en la Alhambra y le saludaron por Rey. Y quando el viejo (Muely Hacen) vino del campo no le quisieron acoger dentro…” (Luis de Mármol, op. cit.)

El Palacio de Dar al-Horra es una de las últimas construcciones nazaríes, pues data aproximadamente de 1460 y de los pocos que ha llegado hasta nosotros de los muchos que había en este barrio. Existe un documento de compraventa de la casa, redactado a mediados del siglo XV. Este contiene datos acerca de alguna que otra vivienda levantada en el interior de las huertas regadas por la Acequia Aynadamar. Construido sobre el solar que en el siglo XI ocupo el palacio del rey zirí Badis, del cual no queda nada en la segunda mitad del siglo XV, cuando las noticias hablan en su lugar de la huerta alta de la Alcazaba Antigua. Esta había sido vendida por Muhammad IX “el izquierdo” a su sobrina Aixa Fátima quien construiría sobre el solar su palacio. Según la historiografía, Aixa ya habitaba Dar al-Horra cuando Muley Hacen tomo como favorita a Isabel de Solis, conocida como Soraya.

Fue declarado por Real Orden 6/7/1922 como Monumento Histórico Artístico, teniendo categoría de Bien de Interés Cultural (B.I.C.).

Enclavado en la Alcazaba Cadina (Albaycin), a el podemos acceder desde dos puntos: desde la Plaza de San Miguel Bajo, a traves del Callejón del Gallo, o desde Plaza Larga, Arco de los Pesas y Callejón de las Monjas. Su acceso primitivo, posiblemente una puerta con arco, de la que ha quedado impronta, y un estrecho zaguan en recodo que daría paso al lado noroeste del patio.

De medianas dimensiones, cuatrocientos metros cuadrados, el edificio se organiza, según es habitual en la Granada nazarí, formando cuatro crujías en torno a un patio rectangular con alberca central, de 10,05 x 8,12 metros, teniendo una pequeña alberca construida en su mitad meridional con fuentecilla junto al pórtico sur. Debajo del patio hay un gran aljibe. En torno al patio hay un gran alero y bajo el un friso también de madera con restos de inscripciones árabes extraídas del Corán.

En los lados menores, a través de arcos de herradura sobre capiteles nazaríes se abren sendos pórticos, tras los que se situaban las habitaciones principales de doble altura. La zona más interesante del edificio es el lado Norte que se compone de dos pisos y torreón. En la planta baja el pórtico esta formado por tres arcos de medio punto peraltados, fruto de restauraciones realizadas en 1930, se asientan sobre columnas de mármol blanco que presentan capiteles de tipo cúbico y cubierto por un esplendido alfarje decorado por pinturas –techo de madera plano- decorado con figuras geométricas. En el centro una puerta, formada por arco de herradura, da paso a una sala rectangular, seguramente la principal de la casa, con alcobas en los laterales y en el centro un mirador que se abre al exterior con una ventana geminada en su frente y otras dos a los lados, todas ellas coronadas por otras mas pequeñas, desde donde poder contemplar parte del barrio. La armadura del mirador es lo único que se conserva de época nazarí. En los extremos de esta sala se abren alhanías, y en concreto la del lado este tiene un arco rodeado por un alfiz con inscripciones. Las diversas estancias de este espacio se separan con arcos y se cubren con alfarjes. La decoración interior es, a menor escala, semejante a la de los palacios de la Alhambra, como corresponde a una propiedad de la familia real nazarí. En la planta alta sobre la sala de la crujía norte contienen unos miradores construidos en la mitad de las dos salas de esa misma ala.


En el lado sur, las columnas que sirven a este de apoyo, pese a ser también de mármol blanco, muestran unos capiteles diferentes a los del pórtico norte. La habitación principal presenta unas mayores dimensiones ya que se adecuo como capilla cuando se estableció como capilla ciando se estableció el monasterio de Santa Isabel la Real en este edificio. A los pies hay otra entrada que comunicaría con el convento.



Los lados mayores estaban ocupados por dos pisos de habitaciones secundarias. El edificio se abre al exterior mediante ventanas geminadas, ofreciendo bellas perspectivas del Albayzín.

Saliendo al patio, dos escaleras, posiblemente originales, situadas en las esquinas nordeste y suroeste conducen a la parte superior donde una galería con balaustrada de madera y tres arcos da paso a una estancia con distribución similar a la de la planta baja: sala con alcobas laterales y mirador en el centro. Existen aun restos de inscripciones coránicas que pueden leerse en el alicer liso del alero del patio. Ese tipo de alero había sido profusamente empleado en las construcciones residenciales levantadas a lo largo y ancho de la geografía que había estado bajo el dominio nazarí.

La escalera de la esquina nordeste conduce a la segunda planta del lado norte de la construcción. Los tres arcos que componen la galería ubicada encima del pórtico de la planta baja esta ricamente decorado con atauriques. En la cara interna del arco intermedio se observa como motivo central una estrella de doce puntas con inscripciones cúficas. En el rellano del último tramo existen dos arcos gallonados antiguos. La portada de acceso a la sala alta se conserva en magnifico estado, con gorroneras de madera pintada, tacas con pequeños arcos gallonados y alfices, uno de cintas entrelazadas y otro con decoración epigráfica. En el interior de la sala hay dos alhacenas rectangulares que han conservado a su alrededor una cenefa epigrafiada con caracteres cursivos. El mirador que contiene esta sala del segundo piso conserva solo las ventanas originales del lado este. Finalmente siguiendo la escalera adosada al este que se encuentra un torreón que es la parte mas restaurada del patio, pero desde donde se puede establecer comunicación visual con la Alhambra.


En el reparto de propiedades que los Reyes Católicos otorgaron a los nobles tras la conquista de Granada, el palacio de Dar al-Horra y la huerta adyacente fueron cedidos a Hernando de Zafra.




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martes, 24 de febrero de 2009

Esta ventana del siglo XIV, localizada originariamente en el ala sur del patio grande de la casa de Lorenzo del Chapiz, fue rescatada de la casa antes de su hundimiento en la segunda mitad del siglo XIX por don Manuel de Góngora, que la donó al Museo Arqueológico Nacional, donde se conserva actualmente.
Llama la atención sus grandes dimensiones, tanto en altura como en anchura y profundidad. Esta ventana estaba orientada hacia el Generalife y supone un elemento poco habitual en viviendas de este tipo, que tenían por norma estar totalmente cerradas.
En ella podemos observar tres leyendas epigráficas escritas en letra cúfica. La primera es un lema dinástico nazarí que dice no hay vencedor sino Allah; la segunda es el vocablo bendición, y la tercera es una inscripción votiva en la que aparece la palabra felicidad.

En 1833 fue dibujada por John F. Lewis.

lunes, 23 de febrero de 2009

ALHAMBRA. IMAGENES DE CIUDAD Y PAISAJE (HASTA 1800)

"Alhambra. Imagenes de Ciudad y Paisaje" es un libro de 220 páginas, escrito por el arquitecto y profesor de la Universidad de Sevilla Antonio Gámiz, que recopila la historia gráfica de la ciudad-palatina de la Alhambra desde sus orígenes hasta el año 1800, evocada en más de 140 ilustraciones, entre óleos, grabados y dibujos, entre ellas el conocido plano atribuido a Diego de Siloé en el año 1532 y que se conserva en la Biblioteca del Palacio Real de Madrid.


Además, Gámiz ha rastreado durante 6 años los antecedentes territoriales de la ciudadela para rescatar planos cartográficos remotos de geógrafos como Al-Idrisi (1154), Angelino Dulcert (1339) o Abraham y Jafuda Cresques (1375), algunos de los cuales se custodian en la Biblioteca Nacional de Francia, en París.




Editado por la fundación "El Legado Andalusí", el volumen es el primero de los tres tomos que el autor tiene previsto publicar y que abordarán distintas fases históricas en la trayectoria urbanística de la ciudadela.




Precio aprox. 40€

domingo, 15 de febrero de 2009

TRASLADOS Y EXPULSION. PIEZAS QUE SALIERON Y QUE NO REGRESARON.

La Escuela de Estudios Árabes muestra piezas que hace 400 años formaron parte de casas granadinas y que ahora se hallan dispersas por museos de toda España.



La Escuela de Estudios Árabes de Granada finaliza la celebración de su 75 aniversario, que comenzó en noviembre del año 2007, con una exposición en la que se muestran varias piezas que pertenecieron a las casas moriscas del Chapiz. Con esta muestra pretenden agrupar piezas que en su día formaron parte de la casa de Lorenzo el Chapiz y que por diferentes circunstancias salieron de ella y ahora se encuentran en diferentes museos de España.




Se ha elegido este año 2009 para celebrar esta exposición porque hace 400 años que los moriscos fueron expulsados de Granada. Precisamente, la exposición pretende recuperar temporalmente piezas que un día formaron parte de la casa del morisco Lorenzo el Chapiz y que andaban dispersas por distintos museos españoles.




Esta muestra busca acercar a todo el que quiera visitarla, la historia de Granada de una forma más didáctica. Para ello, dentro de la exposición, se ofrecen paneles informativos sobre la historia de los moriscos, el agua y el territorio en la cultura islámica e información sobre las piezas expuestas.


La exposición podrá visitarse hasta el 27 de marzo en la Escuela de Estudios Árabes, en la Cuesta del Chapiz, de lunes a viernes, de 11h a 14h, y de 16.30h a 19.30h.




Fuente: Ideal.es (CAMILO ÁLVAREZ DE MORALES)







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