sábado, 28 de febrero de 2009

EL TESORO NAZARI

El tesoro de la casa o palacio Nazarita era copioso en toda suerte de preciosos rubíes, perlas de gran tamaño, zomordas singularísimas, turquesas de gran valor, toda suerte de adargas preservativas, equipos militares defensivos, instrumentos primorosos, utensilios peregrinos, collares de perlas en pedazos, sartales de aljófares para los cabellos, arracadas que aventajaban a las alcordes o pendientes de María (la Copta, concubina de Mahoma) en claridad, brillantez y hermosura, corazas holgadas de vestir, adornadas de oro, casco con orlas doradas, incrustadas de perlas intercaladas de esmeraldas con rubíes en el centro; cinturones plateados, anchos de formas y esmaltados en su superficie; adargas de ante, sólidas, sin poros, dulces al tacto y renombradas por su impermeabilidad; almimbares de abalorio; atailores de Damasco, cuentas de cristal, zafas de la China, copas grandes del Irac, vasos de Tabaxis y otras.
Almaccari (Analectes, tomo 11, 2ª parte, página 798)
Pertenencias con las que la familia real partió desde Granada para Laujar de Andarax

viernes, 27 de febrero de 2009

PALACIO DE ALMANXARRA (CUARTO REAL DE SANTO DOMINGO)



Situado en el histórico barrio del Realejo –antes Al-fajjarin o Alfareros-, entre la Plaza de los Campos, Cuesta de Aixa, Cuarto Real de Santo Domingo y Seco de Lucena. Los terrenos se componían de un total de cinco huertas, algunas de las cuales eran propiedad de miembros de la realeza, perteneciendo la mayor de ellas, la Yannat al-Manyara al-Kubra o Huerta Grande de la Almanjarra, a la sultana Aixa, esposa de Muley Hacen y madre de Boabdil ( ver Palacio Dar-al-Horra). Esta Almanjarra Mayor, junto con la llamada Almanjarra Menor, propiedad del Alcaida Monfarrax.

Una torre-palacio inmediata a las huertas, contemporánea al Palacio de Abencerrajes y la Casa de los Girones, podía haber sido un retiro espiritual de los monarcas musulmanes granadinos por la exclusiva religiosidad de las inscripciones del interior. Su epigrafía carente de referencias a monarcas se había tratado de explicar por la supuesta pertenencia del edificio a una ilustre familia sin parentesco con la realeza. No obstante, son tantas las incógnitas que envuelve este recinto que resulta difícil pronunciarse sobre el asunto.

Según Gómez-Moreno, la decoración de la torre es la mas antigua de la Granada nazarí, atribuida al siglo XIII, precursor de los que después se construyeron en la Alhambra, situándolo en un lugar privilegiado dentro de la arquitectura residencial hispanomusulmana. El edificio formaba parte del Arrabal de los Alfareros, núcleo urbano cercado en época de Muhammad II (1273-1302).


Hablar de la torre-palacio es tanto como referirse a una gran torre con un salon dentro del tipo denominado qubba (=cupula), lo que indicaba que era un espacio de planta cuadrada y proporción esbelta, cubierto por un techo no plano. El interior de la planta es casi cuadrado, con cerca de 7 metros de lado. Se accede a ella a través de un arco peraltado obre impostas de mocárabes. Sus albanegas exteriores son lisas, tan solo decoradas por una estrella de ocho puntas con epigrafía cúfica, mientras que las interiores están rellenas de ataurique. El arco se corona con una enorme ventana geminada abierta en el siglo XIX, un elemento que impide averiguar si tuvo primitivamente ventanitas con celosías en esa zona de muro.

Por otro lado, el uso de la edificación se asociaba más al descanso ocasional que a la residencia permanente, deducible por el reducido espacio habitable. Este pabellón estaba abierto en su día al jardín y compuesto por una estancia cuadrada con alhanías laterales, se ubicaba dentro de una torre defensiva de la muralla exterior del Arrabal de los Alfareros. La linterna de ventanas abiertas en la parte alta daba luz al interior de la sala y la elevada posición de la torre con respecto al terreno situado extramuros proporcionaba hermosas vistas sin perdida de intimidad. En la pared del lado sur existen tres balcones abiertos en el muro, siendo el central mas ancho, enmarcado por un arco ciego muy esbelto, mientras que los laterales tienen arcos peraltados. La armadura del techo, quizás la mas antigua del arte nazarí conservada, esta realizada en pío, cedro y quejigo y muestra aun buena parte de la policromía original, rodeada en su parte baja por una franja perimetral de madera tallada con arquillos lobulados y enmarcan en caracteres cúficos la jaculatoria que reza “Dios me basta”.


En los dos paramentos laterales, modificados en varias ocasiones, tienen tres vanos por pared: un gran arco central flanqueado por sendos huecos adintelados laterales, con paños de yeserías en forma de tramas de rombos (sebka) en sus zonas superiores. Estos vanos han llegado a nuestros días cegados, pero los estudios realizados, así como algún otro grabado del siglo XIX, permiten asegurar que, primitivamente, los centrales habían dado acceso a alhanías y los laterales, a una especie de armarios o alacenas, cerradas por puertas.



En la parte superior de los cuatro paramentos, similar en todos ellos, de abajo arriba: primero, una faja de inscripciones cúficas; luego, una linterna de cinco pequeñas ventanas con celosías y paños de atauriques entre ellas; después, una faja estrecha de inscripciones en letra cursiva; y finalmente, un ancho registro de estrellas de ocho puntas dentro de grandes octágonos.

Las excavaciones realizadas hace unos años en aquel lugar, sacaron a la luz una alberca octogonal de 1,45 metros de lado, cuyo centro dista poco mas de ocho metros de la fachada de la qubba. Revestidos sus paredes y suelo de baldosas de cerámica sin vidriar, esta alberca apareció dispuesta sobre una plataforma con pavimento.



El conjunto se completaba con un pórtico. Se deduce por ilustraciones de artistas extranjeros como Murphy y Girault de Prangey que tenia cinco arcos, mas ancho el central, posiblemente de yeso todos ellos, apoyados sobre dobles columnas, aunque existen contradicciones a la hora de precisar la existencia o no de una galería en la planta alta.


Según los últimos hallazgos, se confirma la existencia de un anden central y otros perimetrales que compondría un jardín dividido en dos grandes arriates, pues no se encontraron vestigios de otro posible anden octogonal del que hubiese resultado un diseño de los llamados de crucero, es decir, con cuatro arriates.

Con el avance de las excavaciones, se han encontrado restos del jardín musulmán, del sistema de regadío de los jardines del antiguo palacio de la Almanxarra, restos de una muralla y bóvedas. «Pronto los visitantes podrán ver toda la zona de servicios, letrinas, un estanque y hasta cerámicas de lujo, cuando finalicen las excavaciones», comentaba Alicia Ramírez, guía turística del complejo.

Los muros de la torre fueron construidos con la técnica de la tapia de argamasa, a excepción de la zona de la linterna, hecha solo con ladrillo. En las jambas del arco de entrada estaban decoradas con azulejos vidriados en dorado, bajo las impostas de mocárabes. Los alicatados, epigraficos los situados en las jambas del arco de entrada, bajo los azulejos dorados, y de tramas geométricas los que se localizaban en los zócalos de la sala, en las jambas del balcón central y en las semicolumnas de este. Las yeserías, aunque bastante evolucionadas, se aprecian unos precedentes almohades.

Su indudable interés artístico hizo que por R.O. de 3 de Diciembre de 1919 fuera declarado Monumento Arquitectónico Artístico, y sea considerado por la actual legislación sobre el Patrimonio Histórico Español (Ley 16/1985 de 25 de Junio) como bien de Interés Cultural (B.I.C.) lo que conlleva para este edificio el mas alto grado de protección y conservación.


Más de 2.500 personas han visitado el Cuarto Real de Santo Domingo hasta el momento. Se pueden concertar visitas guiadas que, en ocasiones culminan con la representación de un cuento, 'Deseo'. La historia de un sultán que perdió todo por avaricioso. Los encargados de hacerlo son los alumnos del módulo de Animación Turística del IMFE.


Así, en la temporada de invierno (de octubre a abril), el monumento estará abierto de viernes a domingo, de 10.00 a 14.00 horas y de 16.00 a 18.00 horas, y habrá tres turnos de visitas guiadas a las 10.00, 12.00 y 16.00 horas.


En la temporada de verano (de mayo a septiembre), el monumento estará abierto de miércoles a domingo, de 10.00 a 14.00 horas y de 17.00 a 20.00 horas, con cuatro turnos de visitas guiadas, a las 10.00, 12.00, 17.00 y 18.30 horas.


Las visitas guiadas tendrán un cupo máximo de entre 25 y 30 personas y para concertarlas no será necesario cita previa.




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jueves, 26 de febrero de 2009

TORNEOS NAZARIES

Cuando los jinetes magrebíes, especialmente los de Ifriquilla o Túnez, inmigraron a al-Andalus y adiestraron los caballos andaluces con sus métodos comenzó también la moda de las carreras de caballos. Los Nazaríes los convirtieron en su pasatiempo favorito: unos como jinetes consumados y conocedores de las capas equinas; otros, con su asidua concurrencia a las carreras.

La tabla era un juego al aire libre en el que competían los jinetes lanzando palos sobre un blanco de madera. Los torneos a campo cerrado tuvieron, desde principios del siglo XIV, muchos partidarios. Mohammed V, desde su adolescencia, frecuentó las palestras y se midió con lanzas cortas con los más diestros caballeros.

Las justas ecuestres se celebraban en las plazas publicas de Granada, sobre todas, en Bib al-Rambla (que daba al Darro antes del embovedado del siglo XIX), y en la Puerta de los Ladrilleros, y en la explanada llamada la Tabla, no lejos de la Puerta de los Aljibes (hoy Torre de los Siete Suelos), en que la competencia dificilísima de los jinetes entusiasmaba al pueblo.


(en el Mercado de la Seda, junto a Bab al-Ramla) “Era el mismo sitio donde los caballeros moros solían cabalgar y competir en torneos para ganar la atención de las damas; donde se aglomeraba el populacho y los niños se montaban a hombros de sus padres, tíos o hermanos mayores para alentar a sus favoritos; donde las silbatinas saludaban la entrada de los que desfilaban en armaduras de caballeros por el solo hecho de ser súbditos del sultán. Cuando resultaba evidente que un hombre había dejado ganar a un miembro de la corte de diferencia hacia el rey o, lo que era igualmente probable, porque le habían prometido una bolsa llena de dinares de oro, los ciudadanos de Gharnata se burlaban de él a voz en cuello. Era un pueblo famoso por su mentalidad independiente, su agudo ingenio y su resistencia a reconocer la autoridad de sus superiores.”

“The Shadow of the Pomegranate Tree” Tariq Alí 1992 ISBN: 84-350-1619-6


En los alrededores de la puerta de la Torre de los Siete Suelos no faltaron emotivos duelos entre caballeros, como el que concertaron, en 1470, Don Diego Fernández de Córdoba y don Alonso de Aguilar bajo el seguro de Muley Hassan (Diego Enríquez del Castillo: Crónica de don Enrique el Cuarto)

EL juego de las cañas, en que se hacían fintas, quiebros y amagos sin llegar a la sangre de las lanzas. Como Münzer lo describió: “Divididos en dos cuadrillas, comenzaron los unos a acometer a los contrarios con largas cañas –los bohordos, de seis palmos-; otros, simulando una huida, cubríanse la espalda con adargas y broqueles persiguiendo a otros a su vez, y todos ellos montados a la jineta en corceles tan vivos, tan veloces, tan dóciles al freno, que no creo que tengan rival. El juego es bastante peligroso, pero con este simulacro de batalla se acostumbraban los caballeros a no temer las lanzas de veras en la guerra de veras. Después con cañas cortas, a modo de flechas, y a todo correr de los caballos, hicieron tiros tan certeros como si las dispararan con ballesta o lombarda. Nunca vi tan bizarro espectáculo”.

Los episodios caballerescos eran del agrado de los nazaríes, como demuestra la pintura de la cámara meridional de la Sala de los Reyes en la que se representa un desafío a muerte: un caballero moro, atrincherado tras su blanca adarga de cuero, cae sobre el caballero cristiano atravesándole con la lanza y desmontándolo del caballo, que se desploma arrollado por el ímpetu del vencedor. Desde la alta torre del peinador del castillo, seguida por la peinadora que lleva el enorme peine habitual de la época, la dama sorprendida y suplicante acude al trágico desenlace.

miércoles, 25 de febrero de 2009

PALACIO DE DAR AL-HORRA

Aixa, viuda del fantasmal Muhammad XI, ya que muchos no incluyen en la genealogía dinástica de los nazaríes, dejando este numero para Boabdil, era a su vez sobrina de Muhammad IX “El izquierdo”. No era bella, mas sí enérgica, animosa y casi varonil. Fue casada con el hijo del rey Saad (1454-1464), Abu-l-Hasan Ali (conocido en las crónicas cristianas como Muley, Muley Hasan y Muley Hacen). Abu-l-Hasan era el brazo fuerte de su padre, quien fue proclamado rey por los abencerrajes en Archidona. El hijo del emir era en realidad el dueño y señor de Granada dada la apatía, o bondad, o abulia de su padre Saad.

Aixa era llamada la Honesta o la Señora (Horra) y era madre de Boabdil. Pero en el harén de Abu-l-Hasan, Muley Hacen, la preferida era una romía (o cristiana), llamada poéticamente Soraya, una concubina que se identifica en las crónicas –árabes y cristianas, estas sobre todo- con Isabel de Solís, hija del alcalde de Martos. Con ella tuvo Muley Hacen dos hijos cristianizados por los Reyes Católicos con los nombres de Fernando y de Juan.

Esta situación era considerada por los Abencerrajes como un ultraje a Aixa, e intentan derrocar al monarca y a sustituirle por su hermano Muhammad ibn Saad al-Zagal, pero la conjura fracasa en 1470 gracias a la astucia del rey quien logra la obediencia y sumisión de su hermano. Como consecuencia, una terrible represión de Abu-l-Hasan diezma a la familia Abencerraje, que huye y se refugia en tierras cristianas. Según cuenta Hernando de Baeza: “El rey prendio y degollo muchos de los cavalleros… y degollados los mando poner en el suelo, uno junto a otro… Con esto puso tanto espanto en la tierra que los que quedavan de los abencerrajes, muchos de ellos se pasaron en Castilla y unos fueron a la casa del Duque de Medinasidonia y otros a la casa de Aguilar”. Esta fue, tal vez, la mas trágica de las degollinas realizadas en el bellísimo Cuarto de los Leones (Sala de los Abencerrajes, ya para siempre. El hecho tiene todas las características de la verdad y de la fidelidad históricas). El reinado de Muley Hacen, responsable de de haber provocado el inicio del declive de la dinastía nazarí, fue cruel y violento, hasta el punto de que Aixa temiera por la vida de su hijo Boabdil, Muhammad XII (1482 – 1491).

“Se lo había quitado de delante, descolgándole secretamente de parte de la noche, por una ventana de la torre de Comares con una soga hecha de los almayzales y tocas de sus mugeres; y unos caballeros llamados los Abencerrajes habian llevadole a la ciudad de Guadix, queriendo favorecerle… y contra su voluntad (la de Muley Hacen) traxeron de Guadix a Abi Abdilihi (Boabdil) y estando un dia en los Alixares, le metieron en la Alhambra y le saludaron por Rey. Y quando el viejo (Muely Hacen) vino del campo no le quisieron acoger dentro…” (Luis de Mármol, op. cit.)

El Palacio de Dar al-Horra es una de las últimas construcciones nazaríes, pues data aproximadamente de 1460 y de los pocos que ha llegado hasta nosotros de los muchos que había en este barrio. Existe un documento de compraventa de la casa, redactado a mediados del siglo XV. Este contiene datos acerca de alguna que otra vivienda levantada en el interior de las huertas regadas por la Acequia Aynadamar. Construido sobre el solar que en el siglo XI ocupo el palacio del rey zirí Badis, del cual no queda nada en la segunda mitad del siglo XV, cuando las noticias hablan en su lugar de la huerta alta de la Alcazaba Antigua. Esta había sido vendida por Muhammad IX “el izquierdo” a su sobrina Aixa Fátima quien construiría sobre el solar su palacio. Según la historiografía, Aixa ya habitaba Dar al-Horra cuando Muley Hacen tomo como favorita a Isabel de Solis, conocida como Soraya.

Fue declarado por Real Orden 6/7/1922 como Monumento Histórico Artístico, teniendo categoría de Bien de Interés Cultural (B.I.C.).

Enclavado en la Alcazaba Cadina (Albaycin), a el podemos acceder desde dos puntos: desde la Plaza de San Miguel Bajo, a traves del Callejón del Gallo, o desde Plaza Larga, Arco de los Pesas y Callejón de las Monjas. Su acceso primitivo, posiblemente una puerta con arco, de la que ha quedado impronta, y un estrecho zaguan en recodo que daría paso al lado noroeste del patio.

De medianas dimensiones, cuatrocientos metros cuadrados, el edificio se organiza, según es habitual en la Granada nazarí, formando cuatro crujías en torno a un patio rectangular con alberca central, de 10,05 x 8,12 metros, teniendo una pequeña alberca construida en su mitad meridional con fuentecilla junto al pórtico sur. Debajo del patio hay un gran aljibe. En torno al patio hay un gran alero y bajo el un friso también de madera con restos de inscripciones árabes extraídas del Corán.

En los lados menores, a través de arcos de herradura sobre capiteles nazaríes se abren sendos pórticos, tras los que se situaban las habitaciones principales de doble altura. La zona más interesante del edificio es el lado Norte que se compone de dos pisos y torreón. En la planta baja el pórtico esta formado por tres arcos de medio punto peraltados, fruto de restauraciones realizadas en 1930, se asientan sobre columnas de mármol blanco que presentan capiteles de tipo cúbico y cubierto por un esplendido alfarje decorado por pinturas –techo de madera plano- decorado con figuras geométricas. En el centro una puerta, formada por arco de herradura, da paso a una sala rectangular, seguramente la principal de la casa, con alcobas en los laterales y en el centro un mirador que se abre al exterior con una ventana geminada en su frente y otras dos a los lados, todas ellas coronadas por otras mas pequeñas, desde donde poder contemplar parte del barrio. La armadura del mirador es lo único que se conserva de época nazarí. En los extremos de esta sala se abren alhanías, y en concreto la del lado este tiene un arco rodeado por un alfiz con inscripciones. Las diversas estancias de este espacio se separan con arcos y se cubren con alfarjes. La decoración interior es, a menor escala, semejante a la de los palacios de la Alhambra, como corresponde a una propiedad de la familia real nazarí. En la planta alta sobre la sala de la crujía norte contienen unos miradores construidos en la mitad de las dos salas de esa misma ala.


En el lado sur, las columnas que sirven a este de apoyo, pese a ser también de mármol blanco, muestran unos capiteles diferentes a los del pórtico norte. La habitación principal presenta unas mayores dimensiones ya que se adecuo como capilla cuando se estableció como capilla ciando se estableció el monasterio de Santa Isabel la Real en este edificio. A los pies hay otra entrada que comunicaría con el convento.



Los lados mayores estaban ocupados por dos pisos de habitaciones secundarias. El edificio se abre al exterior mediante ventanas geminadas, ofreciendo bellas perspectivas del Albayzín.

Saliendo al patio, dos escaleras, posiblemente originales, situadas en las esquinas nordeste y suroeste conducen a la parte superior donde una galería con balaustrada de madera y tres arcos da paso a una estancia con distribución similar a la de la planta baja: sala con alcobas laterales y mirador en el centro. Existen aun restos de inscripciones coránicas que pueden leerse en el alicer liso del alero del patio. Ese tipo de alero había sido profusamente empleado en las construcciones residenciales levantadas a lo largo y ancho de la geografía que había estado bajo el dominio nazarí.

La escalera de la esquina nordeste conduce a la segunda planta del lado norte de la construcción. Los tres arcos que componen la galería ubicada encima del pórtico de la planta baja esta ricamente decorado con atauriques. En la cara interna del arco intermedio se observa como motivo central una estrella de doce puntas con inscripciones cúficas. En el rellano del último tramo existen dos arcos gallonados antiguos. La portada de acceso a la sala alta se conserva en magnifico estado, con gorroneras de madera pintada, tacas con pequeños arcos gallonados y alfices, uno de cintas entrelazadas y otro con decoración epigráfica. En el interior de la sala hay dos alhacenas rectangulares que han conservado a su alrededor una cenefa epigrafiada con caracteres cursivos. El mirador que contiene esta sala del segundo piso conserva solo las ventanas originales del lado este. Finalmente siguiendo la escalera adosada al este que se encuentra un torreón que es la parte mas restaurada del patio, pero desde donde se puede establecer comunicación visual con la Alhambra.


En el reparto de propiedades que los Reyes Católicos otorgaron a los nobles tras la conquista de Granada, el palacio de Dar al-Horra y la huerta adyacente fueron cedidos a Hernando de Zafra.




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martes, 24 de febrero de 2009

Esta ventana del siglo XIV, localizada originariamente en el ala sur del patio grande de la casa de Lorenzo del Chapiz, fue rescatada de la casa antes de su hundimiento en la segunda mitad del siglo XIX por don Manuel de Góngora, que la donó al Museo Arqueológico Nacional, donde se conserva actualmente.
Llama la atención sus grandes dimensiones, tanto en altura como en anchura y profundidad. Esta ventana estaba orientada hacia el Generalife y supone un elemento poco habitual en viviendas de este tipo, que tenían por norma estar totalmente cerradas.
En ella podemos observar tres leyendas epigráficas escritas en letra cúfica. La primera es un lema dinástico nazarí que dice no hay vencedor sino Allah; la segunda es el vocablo bendición, y la tercera es una inscripción votiva en la que aparece la palabra felicidad.

En 1833 fue dibujada por John F. Lewis.

lunes, 23 de febrero de 2009

ALHAMBRA. IMAGENES DE CIUDAD Y PAISAJE (HASTA 1800)

"Alhambra. Imagenes de Ciudad y Paisaje" es un libro de 220 páginas, escrito por el arquitecto y profesor de la Universidad de Sevilla Antonio Gámiz, que recopila la historia gráfica de la ciudad-palatina de la Alhambra desde sus orígenes hasta el año 1800, evocada en más de 140 ilustraciones, entre óleos, grabados y dibujos, entre ellas el conocido plano atribuido a Diego de Siloé en el año 1532 y que se conserva en la Biblioteca del Palacio Real de Madrid.


Además, Gámiz ha rastreado durante 6 años los antecedentes territoriales de la ciudadela para rescatar planos cartográficos remotos de geógrafos como Al-Idrisi (1154), Angelino Dulcert (1339) o Abraham y Jafuda Cresques (1375), algunos de los cuales se custodian en la Biblioteca Nacional de Francia, en París.




Editado por la fundación "El Legado Andalusí", el volumen es el primero de los tres tomos que el autor tiene previsto publicar y que abordarán distintas fases históricas en la trayectoria urbanística de la ciudadela.




Precio aprox. 40€

domingo, 15 de febrero de 2009

TRASLADOS Y EXPULSION. PIEZAS QUE SALIERON Y QUE NO REGRESARON.

La Escuela de Estudios Árabes muestra piezas que hace 400 años formaron parte de casas granadinas y que ahora se hallan dispersas por museos de toda España.



La Escuela de Estudios Árabes de Granada finaliza la celebración de su 75 aniversario, que comenzó en noviembre del año 2007, con una exposición en la que se muestran varias piezas que pertenecieron a las casas moriscas del Chapiz. Con esta muestra pretenden agrupar piezas que en su día formaron parte de la casa de Lorenzo el Chapiz y que por diferentes circunstancias salieron de ella y ahora se encuentran en diferentes museos de España.




Se ha elegido este año 2009 para celebrar esta exposición porque hace 400 años que los moriscos fueron expulsados de Granada. Precisamente, la exposición pretende recuperar temporalmente piezas que un día formaron parte de la casa del morisco Lorenzo el Chapiz y que andaban dispersas por distintos museos españoles.




Esta muestra busca acercar a todo el que quiera visitarla, la historia de Granada de una forma más didáctica. Para ello, dentro de la exposición, se ofrecen paneles informativos sobre la historia de los moriscos, el agua y el territorio en la cultura islámica e información sobre las piezas expuestas.


La exposición podrá visitarse hasta el 27 de marzo en la Escuela de Estudios Árabes, en la Cuesta del Chapiz, de lunes a viernes, de 11h a 14h, y de 16.30h a 19.30h.




Fuente: Ideal.es (CAMILO ÁLVAREZ DE MORALES)







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